BBVA abandonará los Estados Unidos tal y como comunicó el pasado lunes día 16 de noviembre a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
La salida se produce después de que el banco español haga efectiva la venta de su filial norteamericana a PNC por 11.600 millones de dólares (9.700 millones de euros).
Sus inicios en EEUU
Los primeros pasos de BBVA en Estados Unidos fueron en 2004, cuando el banco español adquirió el Valley Bank en California, al año siguiente se hizo con el Banco Laredo en Texas y en el 2006 con el Texas Regional Bancshares.
Pero no fue hasta el año 2008 cuando BBVA aunó las 4 filiales estadounidenses que poseía bajo el nombre de “BBVA Compass”, después de recibir la autorización por parte de la FED.
Esto le permitió tener un peso significativo en Estados como California, Texas, Arizona o Louisiana durante los años siguientes.
Aunque es cierto que en un principio la presencia del banco vasco en Estados Unidos fue beneficiosa, poco tiempo después comenzó a perder importancia y valor de manera progresiva culminando en este año 2020 con la pandemia del coronavirus, que no arroja previsiones optimistas de recuperación, sino que hace que las pesimistas adquieran mayor fuerza.
De hecho, en estos nueve meses de 2020, BBVA ha obtenido un 76% menos de beneficio que en el mismo período del año pasado.
¿Cómo afecta al banco?
Carlos Torres Vila (Presidente de BBVA) ha comunicado aspectos y detalles claves de la operación; el precio al que se vende la filial estadounidense representa casi un 50% de la capitalización bursátil total de BBVA para un proyecto que genera menos del 10% de su beneficio, además, ha recalcado que el precio representa 2 veces el valor que los analistas le han dado a la filial.
Por tanto, a priori parece que el banco vasco va a salir ganando de tal operación, permitiéndole reforzar su posición financiera, ya que van a poder destinar el nuevo capital a otras unidades de negocios más rentables; también le va a ser posible impulsar el crecimiento a largo plazo, apoyar de manera más firme la recuperación de la economía en nuestro país e incrementar la remuneración al accionista.
Para que nos hagamos una idea de la relevancia que ha tenido hasta ahora el proyecto norteamericano de BBVA, este suponía un 16% de su balance total con unos activos por valor de 100.000 millones de dólares, activos de los que se desprende junto a un total de 637 oficinas en territorio norteamericano.
Asimismo, BBVA mantendrá su banca corporativa con sede en Nueva York, su correduría de seguros y el fondo de capital riesgo Propel Venture Partners.
Tal y como ha confirmado el propio banco, la operación generará una plusvalía de 580 millones de euros lo que va a permitir fortalecer la solvencia financiera en un momento donde la incertidumbre es el día a día. Se espera que con esta operación se compensen los resultados negativos que el coronavirus ha provocado, es más, tras conocerse la salida del banco vasco de Estados Unidos, sus acciones subieron un 20%.
BBVA no es la única parte beneficiada de la operación, PNC pasará de ser el séptimo al quinto banco de Estados Unidos en cuanto a activos, por detrás de los gigantes del sector financiero JP Morgan, Bank o f America, Citigroup y Wells Fargo, bancos que dominan el sector en territorio norteamericano y con una importancia significativa en el panorama financiero internacional.
¿Nuevas fusiones a la vista?
La situación en la que nos encontramos en este extraño año 2020 está provocando que sucedan acontecimientos que en circunstancias normales jamás hubiéramos imaginado.
Ejemplo de ello es la fusión que ya comentamos anteriormente entre CaixaBank y Bankia, unión que abría las puertas a nuevas fusiones en el sector financiero de nuestro país.
La salida de BBVA de Estados Unidos ha aumentado aún más los rumores sobre la posible fusión entre BBVA y Banco Sabadell.
Si antes decíamos que las acciones del banco vasco subían un 20% al conocerse la venta, cabe destacar que las acciones de Sabadell también experimentaron un crecimiento notable, del 13%, debido a los rumores referentes a que BBVA emplearía parte del capital generado por la operación de venta para adquirirlo.
Decimos parte del capital pues BBVA ha anunciado que pretende usar otra parte del mismo para recomprar acciones propias y así aumentar el valor del banco. Eso sí, siempre y cuando el BCE haya levantado el veto al reparto de dividendos, veto que impuso en el mes de Marzo ante la situación de incertidumbre generada por la pandemia.
Por supuesto, la recompra de acciones también dependerá del precio al que se encuentren las mismas en el momento que sea posible la operación.
A la vista de las últimas noticias que hemos tenido sobre BBVA y Sabadell sabemos que, contra todo pronóstico, la fusión no se llevará a cabo finalmente.
Se ha puesto fin a las negociaciones tras un desacuerdo entre ambos bancos en lo referente a la ecuación de canje que tendrían las acciones de la nueva entidad resultante.
Esta información ha sorprendido a la mayoría pues se consideraba más probable qué menos tal operación, ya que las negociaciones estaban muy avanzadas, con aspectos claves resueltos como el organigrama de la que sería la nueva entidad, no obstante, la decisión es definitiva y ya ha sido comunicado a la CNMV de manera oficial por ambos bancos.
BBVA ha visto como la adquisición de Sabadell se volvía más costosa a medida que las noticias sobre las negociaciones entre ambos bancos han ido revalorizando los títulos de Sabadell hasta un 25%, además, BBVA hacía hincapié en que el objetivo de la operación era generar valor para los accionistas, objetivo que se ha visto afectado.
Ya solo quedan pendientes las negociaciones que conocemos entre Unicaja y Liberbank.
Aún así, no podemos descartar que en un futuro próximo se puedan dar nuevas negociaciones entre otros bancos puesto que el sector financiero de nuestro país busca reforzarse y consolidarse en un momento tan delicado como en el que nos encontramos.
También es cierto que los bancos afrontan con optimismo el principio del final de la crisis tras conocerse los esperanzadores avances en una vacuna de la mano de empresas como Pfizer o Moderna.
Para cuando volvamos a la “normalidad” podremos encontrarnos con un esquema del sector financiero que no haya cambiado significativamente (a excepción de las fusiones ya conocidas), o por el contrario, un sector marcado por las fusiones bancarias.