Son muchas las crisis financieras que el ser humano ha afrontado a lo largo de su historia.
Desde 1637 con la especulación de los bulbos de tulipán holandeses, que provocaron la primera crisis financiera conocida, pasando por la Gran Recesión en 1873, el famoso Crack del 29 o la reciente crisis del año 2008 provocada por las hipotecas subprime de Estados Unidos.
Después de cuatro siglos de recesiones, podría decirse que hemos tenido tiempo y experiencia suficiente como para estar preparados ante la llegada de una nueva crisis.
La historia – hasta ahora – ha demostrado que son inevitables y que se suceden de manera cíclica. Nada más lejos de la realidad, pues si algo ha demostrado el ser humano, ha sido su incapacidad para aprender de ellas, porque, ¿qué otra cosa positiva puede ofrecernos una crisis financiera que no sea aprendizaje?
¿Por qué es tan singular?
Cada crisis que hemos afrontado ha sido diferente a las anteriores, y aunque en ellas haya habido patrones comunes, el contexto histórico y económico de cada una es distinto y, por supuesto, va a provocar una respuesta distinta, pero, si hablamos de excepcionalidad en una crisis, la que actualmente afrontamos – provocada por la pandemia mundial del Covid-19 – pasará a ser la crisis más singular y excepcional hasta la fecha.
Kristalina Georgieva, directora del FMI, ha hablado de la singularidad de esta crisis con respecto a las demás, defendiendo varias razones que pasamos a ver y a analizar a continuación.
1. Daño consciente a la economía mundial
En primer lugar, nunca antes en la historia se había dañado tanto a la economía mundial conscientemente, con el objetivo de salvar vidas y evitar la propagación del virus, es decir, el confinamiento al que la mayoría de países se ha sometido por motivos obvios, ha provocado un descenso fatal tanto en la producción como en el consumo, llevando, por una parte a la bancarrota de incontables empresas como, por otra parte, a la pobreza de innumerables familias.
2. El cambio más veloz y brusco
En segundo lugar, nunca antes se había producido un cambio tan rápido y radical de las fortunas a nivel mundial, es cierto que durante el crack del 29, hubo un cambio similar pero no con la dureza y el alcance de esta crisis, y es que, en Enero se preveía que alrededor de 160 países tendrían un crecimiento positivo del ingreso per cápita, sin embargo, a día de hoy, son más de 170 los países con un crecimiento negativo del ingreso per cápita.
3. Incertidumbre
En tercer lugar debemos hablar de la incertidumbre que genera la situación en la que nos encontramos, en toda crisis hay incertidumbre y este aspecto puede no parecer tan excepcional, pero la singularidad de esta crisis está en la novedad de la amenaza, pues nunca nos hemos enfrentado a una crisis sanitaria que haya repercutido tan negativa y contundentemente a prácticamente todo el mundo y todos los sectores.
El impacto que el coronavirus ha tenido en los diferentes sectores varía de unos a otros, siendo de los más acusados el turismo debido a las restricciones de movilidad que se han tenido que establecer; con 300 millones de turistas menos hasta mayo, y, unas pérdidas de 320.000 millones de dólares, se triplican las pérdidas globales que se produjeron a causa de la crisis de 2008.
Aunque la carrera por encontrar una vacuna para el virus lleva meses en marcha, no se prevé en el corto-medio plazo una recuperación de la economía mundial, todo lo contrario, será un proceso gradual y lento donde el endeudamiento aumentará – afortunadamente con tipos de interés muy bajos-.
Intentos de recuperación
Ya se ha comenzado el proceso de recuperación, en las economías emergentes se intenta mantener a los bancos y las firmas intactos, 42 países en vías de desarrollo han recortado los tipos de interés, mientras que otros muchos se han convertido en prestamistas de última instancia; por otra parte, algunos bancos centrales han comprado diferentes bonos soberanos con el fin de ayudar a los gobiernos estimulando la economía lo máximo posible.
En Estados Unidos, la FED optó en Abril por realizar una inyección de 625.000 millones de dólares en la economía norteamericana, de los cuales, 453.000 se destinaron a la compra masiva de deuda pública, y, 172.000 se dedicaron a la compra de deuda hipotecaria.
Respecto a Europa, el pasado 21 de julio se llevó a cabo un acuerdo para el período 2021-2027, donde más de la mitad del presupuesto dispuesto para esta fecha –aproximadamente 1,8 billones de euros – se destinará a un plan de recuperación de una Europa más moderna y sostenible, para esta labor se ha creado un nuevo instrumento denominado Next Generation UE; este nuevo instrumento se dividirá y enfocará en tres aspectos fundamentalmente: en primer lugar, las ayudas para la recuperación de los Estados miembros, en segundo lugar, el relanzamiento de la economía y el apoyo a la inversión privada, y, por último, tratar de aprender de la experiencia que nos está dejando esta crisis.
Reflexión
Para concluir con este paso por la crisis a la que nos enfrentamos actualmente, cabe destacar ciertas preguntas que pueden o no ser contestadas y que invitan a la reflexión;
¿Volveremos a vivir una crisis similar en el futuro?, y si ocurre, ¿estaremos preparados?
¿Serán suficientes y eficaces las medidas tomadas para recuperarnos?
En mi opinión, es inevitable que el ser humano se enfrente de nuevo a circunstancias similares o incluso peores y, por ello, debemos sacar provecho de esta situación para aprender y no infravalorar jamás una amenaza, no hay enemigo pequeño, se ha de actuar con contundencia y decisión ante cualquier problema que pueda surgir por pequeño que parezca, de lo contrario, cuando queramos reaccionar será tarde y nuestra respuesta será completamente ineficaz.
A pesar de esto, estamos condenados a repetir nuestra historia, porque, aunque la conozcamos, somos incapaces de entenderla.